Eduardo R., de 48 años de edad, estuvo en prisión por más de dos años por haber violado a la hermana de su mujer. Cuando obtuvo un permiso penitenciario regresó a su departamento, pero cuando tocó la puerta, nadie contestó. «Pensé que no quería saber nada de mí», contó a la prensa.
Aún así, no dudo en tirar la puerta abajo y ahí se llevó la gran sorpresa. Cuando vio el cuerpo en la cama pensó que «era una muñeca que estaba ahí tumbada». Pero no, era su mujer que terminó «hecha una momia» tras, aparentemente, permanecer muerta más de dos años en su cama.
Angelines Fernández murió de hambre y de depresión, opinó Eduardo, todavía shokeado por lo ocurrido. Más allá de sus hipótesis ahora la policía es la que debe resollver qué ocurrió allí. Aun así, no hay signo de violencia o de robo.
Otro dato curioso es que los vecinos llevaban un buen tiempo denunciando que un hedor insoportable salía del segundo B del número 5 de la plaza del Arte, en el extrarradio de Ciempozuelos, pero aparentemente nadie se dignó en revisar el lugar hasta que llegó el hombre.
La momificación es un proceso de degeneración de los cadáveres muy poco frecuente. Es necesario que se den unas condiciones muy concretas, como que el aire de la estancia en circulación continua, que haya ausencia de humedad y que la temperatura permanezca constante, con abundancia de calor. Esas condiciones son las que hacen que las bacterias u hongos (flora y fauna cadavérica) se vean imposibilitados para crecer y causar descomposición. (Elmundo.es – Elpais.es)