”No hay que investigar lo que pasó afuera del calabozo: hay que investigar lo que pasó adentro”, reclamó Julio Hikkilo, el abogado marplatense representante de la familia de Damián Sepúlveda, el joven, detenido por una contravención que terminó muerto en un calabozo de la comisaría de General Madariaga. Hikkilo, junto con Teresa Tisera, hermana de la víctima, y Roberto Cipriano García y Susana Méndez, de la Comisión Provincial por la Memoria, que acompaña a la familia, realizaron una conferencia de prensa en Mar del Plata en la que confirmaron lo publicado por Página/12 el lunes pasado: la participación de la Bonaerense en la muerte del joven. En los datos vertidos no había posibilidad de desmentida: Cipriano García, director general de promoción y protección de derechos de la CPM, fue quien proporcionó la información luego de una consulta de este diario, tal como se señala en el mismo texto.
Cuando Hikkilo apuntó a que la investigación no debía desviar el eje hacia fuera del calabozo se refería a que existe como hipótesis fuerte del fiscal Juan Pablo Calderón analizar si las lesiones halladas en la segunda autopsia ocurrieron como motivo de una supuesta pelea en la calle, motivo por el que, según la Bonaerense, fue detenido Damián Sepúlveda. Y el temor de la familia porque esa versión se transforme en prevalente sabiendo que uno de los policías que lo detuvo mantenía con Sepúlveda una persecución de vieja data y con motivos extraprevencionales. El temor no parece infundado: los casos de Luciano Arruga o de Candela, para mencionar sólo los que el lector recordará de inmediato, marcan el largo derrotero de muchas fiscalías bonaerenses por sostener a rajatabla carátulas que casualmente coinciden con la literatura policial y los intereses de la Bonaerense.
Sin quitar probabilidades a aquella presunción fiscal, la de la detención por la pelea, lo que motivó la conferencia es que la hipótesis del suicidio aparece en el descarte o en la comprobación con la misma jerarquía que la hipótesis que se sostiene en el histórico interés de la Bonaerense por la ayuda al suicida; en las leyes de la probabilística a partir de los casos reales de homicidios simulados como suicidios en comisarías; en la curiosa pudicia de la primera autopsia que prefirió no analizar costillas ni cráneo porque el ahorcamiento se produce en el cuello; y en el informe preliminar de la reautopsia realizada por especialistas de primera línea –y no bajo la mirada de ex integrantes de la Científica de la Bonaerense–, informe que menciona una fractura de costilla y golpes en el cráneo, lo que tratándose de un informe preliminar parece anunciar, como hipótesis, claro, que en el informe definitivo podría saltar hasta el nombre de la novia de algún uniformado. Mantener esa paridad jerárquica implica descartar, durante años, la ingesta de aspirinas en la muerte de un apuñalado.
“Estamos hablando de que lo alojan en un calabozo en una comisaría –dijo Teresa Tisera, hermana de Damián y sargento de la Bonaerense de Mar del Plata, durante la conferencia–. Una persona con el cráneo hundido, una costilla fracturada es una cosa aberrante, un médico que firma un precario parte médico donde dice que Damián no presenta lesiones. Hay muchas contradicciones en este caso y la familia hoy exige que de forma inmediata se cambie la carátula de esta causa.”
“Del informe de la reautopsia surge un elemento que no es menor –explicó Hikkilo–: dice que el cuerpo no se había conservado, lo estaban dejando pudrir para que la mayor cantidad de rastros posible se borraran, sin rotular, el cierre roto… Lo que hacemos a partir de este informe es enterrar la hipótesis del suicidio, por eso el pedido de cambio de carátula. Porque aquí no hay que investigar un suicidio, acá no hay que investigar lo que pasó afuera del calabozo: hay que investigar lo que pasó adentro. Y digo eso porque aparentemente el fiscal ahora está inclinándose por investigar a la víctima.”
Cipriano García completó el panorama: “La gravedad del caso da cuenta del accionar policial que se ha reiterado en estos años con jóvenes asesinados en distintas comisarías, a los que se pretende pasar por suicidios. Las pericias las realiza la misma policía y en la mayoría de los casos la Justicia consagra la impunidad al no investigar la verdad de lo acontecido”.
fuente http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-214561-2013-02-25.html