Según datos del Ministerio del Interior, hoy existen 23.924 guardias de seguridad habilitados, mientras que la cantidad de policías ejecutivos en el país apenas supera los 22.600. Si se suma a los guardias que trabajan en la informalidad, que según los que conocen el sector son muchos, la fuerza de seguridad privada supera ampliamente a la pública.

La cantidad de guardias privados viene en aumento. Según el director del Registro Nacional de Empresas de Seguridad (Renaemse), Leonardo Conde, a fines de 2010 los guardias habilitados no eran más de 19.000, es decir que en los últimos dos años y medio la cantidad creció más de 25%. Según Héctor Balbi, presidente de la Cámara Uruguaya de Empresas de Seguridad (CUES), el crecimiento del sector de la seguridad privada (tanto física como electrónica) es de un mínimo de 5% anual sostenido.

La cantidad de empresas privadas crece todos los meses. «No pasan diez días sin que recibamos una solicitud para crear una empresa nueva», dice Conde. «Una o dos veces por mes alguna empresa que estaba cerrada hace el trámite para reabrir, y sí o sí todos los meses alguna empresa grande compra alguna chica», dijo.

Según Conde, en el interior también crece la cantidad de empresas de vigilancia, y por la rentabilidad la gente lo evalúa como una alternativa de inversión. «Han venido personas que se hicieron de un capital y que están entre comprar una fiambrería, una farmacia o una empresa de seguridad», dijo.

El sector crece pero de forma despareja. Los hogares y pequeños comercios uruguayos optan cada vez más por la seguridad electrónica (alarmas, cámaras, cercas eléctricas, controles perimetrales) ante el encarecimiento del servicio de guardias y la reducción del servicio 222. El vigilante privado está quedando accesible solo para grandes empresas y para el sector financiero.

A fuerza de consejos de salarios, la vigilancia privada dejó de ser una de las tareas peor pagas en los últimos años. En 2005 la hora se pagaba unos 10,50 pesos, mientras que hoy cuesta un mínimo de 64 pesos. Según el presidente de la Federación Uruguaya de Empresas de Seguridad (Fudes), Agustín Pose, el aumento de salario del sector, descontada la inflación, fue de 300%. Para el cliente, sumando las cargas sociales y otros costos, la hora del vigilante habilitado hoy no baja de los 150 pesos más IVA. Tener un guardia privado las 24 horas del día cuesta entre 100.000 y 120.000 pesos más IVA al mes.

«Para el pequeño y mediano comercio -el minimercado, la farmacia- es imposible tener un guardia», dijo Pose. También para la vigilancia de edificios el servicio resulta demasiado caro.

Por eso creció el mercado de la seguridad electrónica, donde por unos 1.500 pesos mensuales el cliente tiene un servicio de alarma con respuesta. «No es lo mismo, pero palía mucho la situación», explicó Pose.

Andrés Dupont, director de ServySegur, dijo que la seguridad física dejó de ser accesible para muchos, por lo cual consideró que «se ha transformado en un servicio más elitista».

También para los empresarios de la seguridad la opción electrónica trae más ganancias. Según Ernesto Larrosa, director de Grupo Gamma, «la seguridad electrónica es más rentable. No implica tanta gente ni tanto costo, es un mercado que paga mejor». Además, dijo, la gente que se contrata es «más profesional» que los guardias, porque son técnicos en electrónica o en alarmas.

Es así que mientras la rentabilidad del servicio de guardia privado se fue achicando hasta estar hoy entre el 5% y el 7% según la empresa, la rentabilidad en la seguridad electrónica está entre el 20% y el 30%.

La vigilancia privada queda cada vez más restringida quienes la pueden pagar, es decir, grandes industrias, grandes empresas y el sector financiero, que son los principales clientes de las empresas multinacionales de seguridad, nucleadas en la Cámara Uruguaya de Empresas de Seguridad (CUES). Esta cámara reúne a sólo seis de las casi 400 empresas de seguridad registradas, y concentra a una tercera parte de los guardias habilitados. Las integrantes de la CUES son Securitas, Prosegur, G4S, ISS, Euroamerican y Tecnisegur.

Esta es otra de las realidades del sector: la concentración cada vez mayor de servicios en pocas empresas, que son multinacionales y que crecen a costas de comprar empresas nacionales más pequeñas junto con su cartera de clientes. En el último año, por ejemplo, las uruguayas Segura y Roytronic fueron compradas por Prosegur, de capitales españoles, y este año Securitas ya compró tres empresas nacionales.

La más grande del mercado es Securitas, una multinacional de origen sueco que llegó a Uruguay en 2006 con la adquisición de ProGuard y Aseco, y que fue comprando empresas hasta hoy tener un total de 4.554 funcionarios, según datos de Renaemse.

La segunda del mercado es Prosegur, con 2.774 funcionarios. La sigue G4S, de origen danés, con 977 empleados.

La otra gremial del sector, la FUES, que nuclea a unas 30 pequeñas y medianas empresas nacionales, se queja de esta realidad de concentración. «No podemos contra el peso económico» de las multinacionales, resume Larrosa, de Gamma, quien hace poco recibió una oferta de Prosegur para vender, pero la rechazó.

Para Dupont, «a las empresas grandes no les importa trabajar a pérdida si te sacan un cliente a vos. Así pueden seguir abarcando».

Según Larrosa, ya advirtieron de esta realidad al Parlamento, porque «hoy la seguridad está privatizada por empresas multinacionales, por lo cual hoy el poder internacional dentro de nuestro país es mayor que la fuerza del Estado».

Más allá de esta interpretación, las empresas de seguridad privadas se nutren de expersonal de la policía o castrense, no sólo para la tarea de vigilancia, sino que también son propietarios y asesores. Expolicías y militares son «dueños, testaferros o asesores de seguridad» de estas empresas, según Conde. Pero ahora responden a las leyes del mercado.

La reducción del 222 no trajo el mismo aumento en los privados

Las empresas de seguridad privadas afirman que la reducción de horas del servicio 222 no pasó en su totalidad al sector privado.

Según Agustín Pose, presidente de la gremial FUES, «sacando casos puntuales de custodia de valores, que sí pasó al sector privado, en la generalidad no se vio reflejada la baja del 222 con el aumento de trabajo para nosotros».

Según Héctor Balbi, presidente de la CUES, «no ha sido exactamente igual la bajada de los servicios policiales al incremento de los servicios de seguridad privada que damos nosotros».

Esto se explica por varios motivos. Quienes contrataban 222 pueden buscar alternativas, como la seguridad electrónica, ante el alto costo de los guardias habilitados, o contratar un empleado propio que haga de vigilante.

Para la FUES actualmente en muchos comercios se está contratando al mismo policía que hacía el 222 pero, como está impedido de realizar tareas de seguridad fuera de la Policía, lo ponen en planilla como un empleado más. Sin embargo, trabaja en la puerta como «cuidabultos», por ejemplo, y ante cualquier hecho delictivo tiene que actuar porque es policía. «Muchas veces cuando el policía no puede trabajar de 222 y tampoco en seguridad, hace esa transición hacia ser un empleado comercial. No usa el uniforme, pero sí el arma de reglamento», comentó Pose.

Francisco García, de Servy Segur, comentó que «la materia prima del sector normalmente viene de filas policiales, militares o civiles con cursos de capacitación». Por lo tanto, «cuando dicen que se van a pasar un millón de horas del 222 al sector privado, y se le prohíbe al policía expresamente trabajar en el sector de seguridad, es mentira. No hay posibilidades de trasvasar un millón de horas a las empresas privadas si los policías, que son la materia prima, no lo pueden hacer. Somos muy poquitos habitantes en el país».

Costos y reglas del sector

PREPARACIÓN. Para que una persona pueda desempeñarse como guardia privado debe realizar un curso de capacitación de entre 80 y 120 horas, según sea con o sin arma. Además debe superar una prueba psicológica. El costo mínimo para una empresa de preparar y poner a trabajar un guardia es de al menos 10.000 pesos, entre cursos, psicólogo, uniforme y costo de la habilitación.

RENAEMSE. El organismo del Ministerio del Interior que regula a las empresas de seguridad privadas es Renaemse. La relación con las empresas es dispar. Según el vocero de la Cámara de Empresas Privadas de Seguridad (CUES), Alberto Scavarelli, la relación es «excelente». «Tenemos un diálogo permanente y una mesa de trabajo de intercambio de información». Pero para la FUES (Federación Uruguaya de Empresas de Seguridad), hoy tienen «cortado el diálogo» con Renaemse. «Antes teníamos reuniones periódicas con el Ministerio. Eso hoy no existe», dijo el presidente de la FUES, Agustín Pose. Para Ernesto Larrosa, de Grupo Gamma, afiliado a FUES, «Renaemse pasó de ser un organismo regulador a un organismo recaudador».

ROTATIVIDAD. Existe una alta rotatividad de los guardias de seguridad, que no se ha podido bajar de 6% al mes, según Pose. En verano, es mucho mayor, casi del 20%, cuando las personas se van a los balnearios a hacer la temporada.

 

 

http://www.elpais.com.uy/informacion/ya-hay-mas-guardias-privados-que-policias.html